Cuadernos de Medicina Forense
72 DELITOS DE ABUSO SEXUAL BAJO SUMISIÓN QUÍMICA Ruano-Segado J, et al. Cuad Med Forense. 2022; 25(1):61 - 75 CUADERNOS DE MEDICINA FORENSE AS O C I AC I Ó N D E M É D I C O S FO R E N S ES D E A N DA LU C Í A S O C I E DA D A N DA LU Z A D E M E D I C I N A L EG A L Y C I E N C I AS FO R E N S ES ( A M FA- SA M E LC I F ) drugada de fines de semana en ambientes de ocio donde ambos eran conocidos, siendo per- petrados en el domicilio del presunto abusador (3-5,6,11-13). De acuerdo con la literatura científica el tipo de SQ más observado fue el oportunista (4,5,11,12,14). La SQ proactiva es más difícil de identificar debido a que se ha relacionado significativamente con una mayor demora en acudir al hospital y, por tanto, una mayor pro- babilidad de resultados toxicológicos negati- vos que en los casos oportunistas (15). Otras diferencias también encontradas por Du Mont et al. (15) en el tipo proactivo fue menor pro- babilidad de ser estudiantes y un menor con- sumo previo de alcohol voluntariamente, pero una mayor probabilidad de ser abusada por múltiples sujetos, encontrándose más lesio- nes físicas. En nuestro estudio, los motivos de consul- ta fueron principalmente amnesia lacunar y sensación de mantener relaciones sexuales acompañado de molestias vaginales. Resulta- do también observado en todos los trabajos revisados a nivel internacional (4-6,8,11-15), y que ya pusieron de manifiesto Du Mont et al. en el 2009 (16). Entre las sustancias psicoactivas involucra- das encontramos el etanol hasta en el 92,8% de víctimas, solo o en combinación con otro compuesto. Cabe mencionar que las cifras encontradas de alcohol en sangre en urgen- cias no corresponderían a las de los hechos (en mujeres disminuye 0,18g/L/h), por lo que serían cifras superiores. Un estudio en Nueva Zelanda determinó como rango máximo para encontrar restos de alcohol en sangre 14 h, y 17 h en orina, siendo la concentración más fre- cuente de 0,5–0,8g/L en sangre y 1,21-2g/L en orina, con un tiempo promedio de 8,5 y 6,5 h, respectivamente (17). Esto se traduce, en que los niveles de alcohol en el momento del abu- so superarían las cifras de 1,5–2g/L, entre los que el 50-100% de la población presentarían síntomas y signos clínicos de embriaguez, con los que no se otorgaría un consentimiento vo- luntario y consciente (18). El uso de psicofármacos, especialmente ben- zodiacepinas o drogas ilícitas, comúnmente cocaína y cannabis, también son detectadas, pero con menos frecuencia. Esto es debido principalmente a que presentan un rápido me- tabolismo en el organismo (como el GHB) y la sensibilidad de las técnicas para su detección disminuyen conforme aumenta la demora en la toma de muestras (6,19,20). En nuestro estu- dio, esta demora fue de 12 h en el 52,1% y de 24 h en el 70,9% de los casos. Tras las primeras 24h, los resultados positivos para análisis toxicológi- cos disminuyen considerablemente (14), siendo el intervalo óptimo en las primeras 6 h (11). No se ha encontrado en nuestro estudio la pre- sencia de la denominada “burundanga”, cuyo componente principal sería la escopolamina. Llamó la atención que, en los estudios españo- les, apenas se ha detectado esta sustancia para abusar sexualmente de otra persona. Su uso en nuestro país es anecdótico, a pesar de la cre- ciente fama que existe en redes sociales y me- dios de comunicación (21). Numerosos trabajos investigan como detectar sustancias psicoactivas tras una demora im- portante en la toma de muestras o ante re- sultados negativos. Destaca el análisis de la bebida adulterada mediante cromatografía de gases/espectrometría de masas en el caso de las benzodiacepinas (22). Sin embargo, trans- curridos más de cinco días o cuando el tóxico no se detecta en sangre ni en orina, el princi- pal objetivo se encuentra en la recogida del cabello de la víctima. En nuestra investiga- ción, fueron pocas las mujeres a las que se les analizaba el pelo, bien por la no asistencia de la víctima o por no ser considerado oportuno en la actuación médico-forense. Este hecho puede resultar contradictorio respecto a la li- teratura científica, pero retrospectivamente, el cabello indica la presencia de la sustancia psi- coactiva, no la cantidad ni el grado de intoxi- cación de la víctima, aportando poco valor en casos donde la SQ fuera oportunista. Existen protocolos, especialmente útiles en SQ proac- tiva, en los que dependiendo del segmento del pelo analizado se puede llegar a detectar benzodiacepinas, anfetaminas y otros com- puestos incluso a los 7 meses (23). Debido a estas dificultades procesales (24), se realizaron diferentes protocolos para tomar muestras, siendo uno de los primeros el lle- vado a cabo por Xifró et al. En el año 2018, se implementó en los servicios sanitarios de la Comunidad de Madrid (Atención Primaria, Hospitales y SUMMA 112) un protocolo de ma-
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