Cuadernos de Medicina Forense

CARACTERÍSTICAS QUEILOSCÓPICAS ENTRE GENERACIONES Castillo Marquina TA, et al. Cuad Med Forense. 2024; 27(2):81-92 88 CUADERNOS DE MEDICINA FORENSE A S O C I AC I Ó N D E M É D I C O S FO R E N S E S D E A N DA LU C Í A S O C I E DA D A N DA LU Z A D E M E D I C I N A L EG A L Y C I E N C I A S FO R E N S E S ( A M FA - SA M E LC I F ) DISCUSIÓN Este estudio se propuso comparar los patro- nes queiloscópicos entre padres e hijos en un centro de salud, encontrando similitudes consistentes con investigaciones previas, como el estudio de Priyadharshini et al. (5) y Tanoli et al. (22) Sin embargo, difiere de los hallazgos de Yadava et al. (20) que identifi- có casos en los que los hijos no compartían ningún patrón queiloscópico con sus padres. Además, no respalda la idea de una predis- posición genética femenina para transmitir patrones labiales, contradiciendo los resul- tados de Sosiawan et al. (23) A diferencia de Anand et al. (25) que sugirieron que la ma- yoría de los niños heredan patrones queilos- cópicos de sus padres, este estudio muestra similitudes entre parientes cercanos, como abuelos y nietos, en lugar de una herencia directa de padres a hijos, posiblemente in- fluida por diversas generaciones en el mis- mo poblado. Asimismo, los resultados difie- ren de Loganadan et al. (26) que informaron una alta similitud entre huellas labiales de padres e hijos, cuestionando la supuesta predisposición genética de las mujeres para transmitir estos patrones a sus hijos, espe- cialmente a sus hijas. Al relacionar los patrones queiloscópicos según el sexo de los padres, se identificó una mayor proporción del patrón tipo I en mujeres y del tipo I’ en varones mediante el método Suzuki-Tsuchihashi. En la prueba de Renaud, se observó predominantemente el patrón A en mujeres y el patrón B en hom- bres. Estos resultados contrastan significati - vamente con los hallazgos de Priyadharshini et al. (21) que informaron que el patrón tipo II fue el más común en mujeres, mientras que, en varones, los patrones tipo I y III tuvieron proporciones similares. Las diferencias po- drían atribuirse al tamaño de la muestra y a la cultura conservadora del grupo poblacio- nal estudiado, que favorece uniones dentro de su propio entorno y, en ocasiones, entre parientes consanguíneos. Además, los resultados difieren de Tanoli et al. (24) que señalaron que el patrón tipo II era el más común en ambos sexos, sugiriendo la tendencia de este grupo poblacional a formar parejas dentro de su entorno cultural para preservar las uniones entre clanes pakista - níes. En contraste, Sosiawan et al. (23) encon- traron que el patrón tipo II era el más común para ambos sexos, y Anand et al. (25) obser- varon que el patrón tipo III prevalecía. Ambos estudios sugieren que estos patrones están influenciados por la combinación genética y dependen de las razas o linajes presentes en las poblaciones de la India, especialmente en grupos de bajos recursos económicos. También, los resultados de este estudio di- fieren de los obtenidos por Loganadan et al. (26) cuya investigación indicó que el patrón tipo I’ era el más prevalente en ambos se- xos en Indonesia. En este caso, los autores argumentan que la población estudiada no ha experimentado cambios significativos en generaciones recientes, ya que son comuni- dades relativamente aisladas que se relacio- nan principalmente entre sí. Por lo tanto, su- gieren que futuras investigaciones deberían ampliarse a comunidades menos cerradas para encontrar una mayor variación en los patrones labiales. Al determinar y relacionar los patrones quei- loscópicos de los hijos según su sexo según el método de Suzuki – Tsuchihashi, se obser - vó que el patrón tipo I es más frecuente en las hijas, mientras que el tipo I’ predomina en los hijos. Además, utilizando la prueba de Renaud, se identificó que el tipo A es más común en las hijas y el tipo B en los hijos. Estos resultados contrastan significativa- mente con los hallazgos de Priyadharshini et al. (21) que encontraron que el patrón la- bial tipo II era el más frecuente en los hijos en general, especialmente en las mujeres, mientras que en los hijos varones, prevalecía el tipo I. Aunque algunas similitudes se en- cuentran en la información relacionada con los patrones labiales, la mayoría de los re- sultados difieren entre ambas investigacio- nes. Esto podría deberse a las diferencias en la composición y características de los gru- pos estudiados, lo que sugiere la influencia de factores genéticos y culturales en la for- mación de los patrones queiloscópicos. Por otro lado, los resultados de este estudio también contrastan con los hallazgos de Ta- noli et al. (24) que informaron que el patrón tipo II predominaba en los hijos. Este patrón se observa en investigaciones que se cen-

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