Cuadernos de Medicina Forense

ANÁLISIS PSIQUIÁTRICO-FORENSE DEL ESTADO PASIONAL Villarejo Ramos A . Cuad Med Forense. 2025; 28(1):19-25 23 CUADERNOS DE MEDICINA FORENSE A S O C I AC I Ó N D E M É D I C O S FO R E N S E S D E A N DA LU C Í A S O C I E DA D A N DA LU Z A D E M E D I C I N A L EG A L Y C I E N C I A S FO R E N S E S ( A M FA - SA M E LC I F ) El delito en estado pasional no se distingue ne- tamente del crimen paranoico, dada la gradación existente entre ambos, salvo, como apuntan Mar- có, Martí y Pons (20), en la conducta presentada tras la comisión del mismo. Como hacen estos autores en relación al delito paranoico, distingui- mos en el delito pasional tres fases: 1. Fase predelictual. Tras experimentar la vivencia clave por la que se ha sentido menospreciado, humillado, perju- dicado, etc,. el pasional vive en la permanente tensión psíquica que le impele a pasar al acto. Puede transcurrir, sin embargo, mucho tiempo (incluso años) de constantes rumiaciones, dudas y planificación antes de cometer el delito que, de alguna manera, supone para él un resarcimiento por la injusticia de la que se cree víctima. Bonet explica que “en el primer tiempo antes del deli- to el sujeto está dominado por una idea o ideas sobrevaloradas...La vivencia traumática le ha dado su punto de partida y le concede la carga poderosa del tormento…; se instalan la lucha, el conflicto, la hesitación ética; en otros términos, la actitud dubitativa oscilante entre el cumpli- miento y no cumplimiento del acto delictivo.” (22). 2. Fase delictual. Como dice el mencionado Bonnet, “en un mo- mento dado se produce la reacción o raptus o ímpetu o arrebato pasional o huracán psicoló- gico” y se pasa al acto. Hesnard (22) opina que el delito del pasional, brutal en la mayoría de los casos, es la única manera que encuentra el delincuente de liberarse de la tensión pasional experimentada. “Hay en el apasionado que reali- za su pasión –continúa el autor– una especie de vértigo de lo Prohibido o incluso de lo Peor, una seducción de lo Grave, de la Muerte del Otro”. El apasionado suele delinquir en solitario, a ve- ces con otros que comparten sus mismas ideas sobrevaloradas. Actúa fundamentalmente con- tra personas, una o varias concretas, de las que recela y desconfía pues, en su específica idea sobrevalorada (de envidia, celos, desconfianza, perjuicio, injusticia, etc), imagina que le agra- vian. Puede entonces cometer cualquier tipo de delito, siendo frecuente la desproporción entre el estímulo y el acto ilegal, llegando a perpetrar crímenes extraordinariamente brutales. La idea sobrevalorada y por tanto, la conducta que genera, están teñidas de la la personalidad del sujeto. Así, en las personalidades paranoides es frecuente que anide una idea de persecución y/o perjuicio que, con el tiempo, puede desem- bocar en una conducta agresiva contra los pre- suntos perseguidores. En los sujetos expansivos y esténicos pueden surgir ideaciones reivindica- tivas y mostrar conductas querulantes . En las personalidades sensitivas el delito surge cuan- do el polo esténico prevalece sobre el asténico y cometen cualquier crimen relacionado con ce- los, envidia, sentimientos de injusticia, etc. 3. Fase postdelictual. La actitud después del delito está determinada por la cercanía de las ideas sobrevaloradas pa- sionales al delirio paranoico. De esta forma, los sujetos capaces de criticar sus ideas sobrevalo- radas se comportan de forma parecida al delin- cuente por conflicto descrito por García Andrade (21). Es decir, cometen un sólo delito que cumple una función catártica liberadora de sus tensio- nes y represiones creadas por la experiencia pa- sional. Entonces, surgen el arrepentimiento y los sentimientos de culpa que inducen al paciente a reconocer el crimen y entregarse a las autorida- des o, en ocasiones, al suicidio. Opinamos que que una vez que el delito ha cumplido su función catártica los estados pasionales podrían remitir total o parcialmente, no obstante el riesgo suici- da debería ser evaluado correctamente y, en su caso, aplicar protocolos de prevención. Si existe una mayor convicción o la certeza en sus ideas de persecución, etc, el sujeto tiende a pre- sentar una conducta postdelictual propia del pa- ranoico. De esta forma, considera su delito inelu- dible, necesario y se muestra orgulloso del mismo y satisfecho por el deber cumplido. Se reafirma en su incuestionable verdad y volvería a cometer el delito (3). Reniega de ser tratado como un enfer- mo mental, pues eso minusvaloraría el significado de reivindicación justa de su acto. 2. Compromiso de las capacidades cognitivas y volitivas. El fundamento del compromiso cognitivo y vo- litivo de los estados pasionales lo encontramos en el efecto catatímico de los mismos. Bleuler (12) ya nos advirtió como las influencia de los

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