Tres profesores de la Universidad de Baltimore, dos de ellos con apellido español de los cuales uno utiliza nuestro idioma para iniciar su dedicatoria familiar, son los introductores en la moderna bibliografía médico legal de la última y más completa obra de Neuropatología Forense. La conformación de un texto con descripciones limitadas rigurosamente a lo esencial y, por lo tanto, con múltiples entradas en cada página y con una muy abundante iconografía en tetracromía en la que las imágenes tanto macro como microscópicas sorprenden por su belleza y expresividad didáctica, llevan a sostener la idea de que el libro viene a ocupar un espacio hasta ahora prácticamente inexistente precisamente en el terreno de más difícil actuación y de más fácil desaprovechamiento de los importantes y decisivos hallazgos que reconocidamente llegan a situarse en las manos de los prosectores del arte de las autopsias.

La calidad del libro destaca ya en el primer capítulo dedicado a la metódica a seguir en Neuropatología Forense, valiéndose para ello de una serie de cuarenta y una figuras, las que unidas en sucesión dan una imagen casi cinematográfica de la secuencia a seguir desde el desprendimiento de la calota hasta la siempre difícil y delicada liberación del encéfalo y de la médula de su continente óseo. En este capítulo también sobresale, a pesar de su aparente elementalidad, un algoritmo que sirve de guía en el planteamiento de las autopsias forenses, dejando perfectamente localizadas situaciones tales como el impetrativo del estudio de cortes fijados con formol en los casos de lesión cerebral macroscópicamente visible y las medidas a tomar en los casos de epilepsia, casos infantiles y muertes acaecidas en custodia policial o penitenciaria. El segundo capítulo contiene un recuerdo neuroanatómico tan exhaustivo a pesar de la brevedad con que es anunciado, como para haber conseguido reunir una colección de veintidós figuras de una máxima calidad difícil de encontrar reunidas en un solo libro en otros muy importantes y modernos libros de Anatomía.

El resto de los capítulos pueden reunirse en varios grupos, el primero de ellos dedicado a las lesiones encefalomedulares traumáticas, los tres siguientes a la patología vascular, infecciosa, tóxica y tumoral, un cuarto y muy importante a la neuropatología infantil y otros dos que son los que le dan una mayor calidad a la obra como las enfermedades degenerativas y las de la mielina y por último un importante grupo de capítulos que muestra la elevada intencionalidad médicolegal del texto por tratar temas de significativa problemática en el ejercicio diario de la práctica medicoforense como son la muerte súbita de origen cerebral en adultos y niños (SIDS), los abusos y negligencias en el cuidado de ancianos, las nuevas aplicaciones de la neuroradiología postmortem (TAC y en menor medida RMN) y los artefactos que pueden inducir a error por presentar signos sugerentes de una patología inexistente, capítulo en el que se señalan hasta once artefactos y tres cambios anatómicos que pueden dar lugar a ser equivocadamente interpretados.

Dragy