El día 28 de octubre de 2012 falleció en Sevilla, a los 54 años de edad, nuestro compañero José Luis Brell. Madrileño de nacimiento y sevillano por opción familiar y profesional, siempre vivió con la añoranza de Madrid donde conservaba a parte de su familia y a grandes amigos.

José Luis se licenció en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid en el año 1982 y obtuvo la plaza de Médico Forense por oposición en el año 1986. Ejerció como Médico Forense en Algeciras (Cádiz), Dos Hermanas (Sevilla) y en Sevilla capital hasta la creación y puesta en marcha del Instituto de Medicina Legal en octubre de 2003 al que se incorporó como Jefe de Servicio de Laboratorio, jefatura que obtuvo por concurso de méritos. En el año 2005 obtuvo el título de Master en Toxicología por la Universidad de Sevilla.

Cabe destacar entre sus muchas facetas y actividades profesionales el haber sido Jefe de Sección de Anatomía en el antiguo Instituto Anatómico Forense de Sevilla. Asimismo, colaboró en la revista Cuadernos de Medicina Forense desde su creación en 1995, donde comenzó como Director de Publicidad y en la que fue miembro del Consejo de Redacción hasta su fallecimiento. Fue preparador de oposición de muchos compañeros que luego tuvimos la suerte de realizar nuestra labor profesional a su lado. Y además, organizó y dirigió múltiples jornadas y cursos de formación para Médicos Forenses empeñado en la renovación y modernización de nuestra disciplina, apostando por una Medicina Forense donde se impusiera la formación y la práctica profesional especializada. Entre todos ellos cabe destacar el curso «Prácticas de Laboratorio» celebrado en Sevilla en octubre del año 2005 y en el que supo reunir a Médicos Forenses, facultativos del Instituto Nacional de Toxicología y profesores universitarios en relación con lo que era su gran proyecto profesional: la creación del Servicio de Laboratorio del IML de Sevilla.

En el año 2008, tras su adscripción al Servicio de Patología Forense, por fin pudo ver como comenzaba a ser realidad su proyecto tras la adquisición de un EMIT para screening toxicológico por el IML de Sevilla. Comenzó a realizar análisis toxicológico a los cadáveres autopsiados en el Servicio, lo que para los compañeros que nos dedicamos a la patología forense supuso una inestimable herramienta y un gran avance en cuanto a métodos de trabajo.

La terrible enfermedad contra la que luchó durante más de dos años impidió que pudiera seguir ejerciendo su labor y que terminara de desarrollar completamente lo que hasta ese momento era el germen de un Servicio de Laboratorio Forense mucho más ambicioso.

Para nosotros, más allá de la profesión, más que un compañero del que tanto hemos aprendido, José Luis ha sido un amigo entrañable al que siempre recordaremos. Tenía el raro don de hacerse querer por todos aquellos que lo trataban. Fue un amigo cercano y divertido, un amigo que conseguía que periódicamente nos reuniéramos para estar con él, organizando comidas en las que disfrutamos de su compañía y en las que nos hacía reír con sus anécdotas de la época heroica de la Medicina Forense.

En estos duros momentos vaya para su actual mujer, que tanto le apoyó en los difíciles momentos de la enfermedad, sus hijos, su madre y su tía nuestro afecto y nuestro más profundo sentimiento.