Comentario de libros
Laboratorio forense
Cuad Med Forense. 2014; 20(1):64-65
El libro se inicia con una cita referente a la rápida marcha de la Medicina Legal hasta llegar a tener un nuevo ser y esplendor, la cual está sacada del prólogo de la obra, publicada en 1832, Elementos de Medicina y Cirujía Legal, de Peyró y Rodrigo y Rodrigo Martínez, de la que en su día una segunda edición en español, publicada en 1859, mereció ser reseñada en la sección de Bibliofilia Legal de esta revista. Hoy puede decirse que la Medicina Legal está situada en una nueva y muchísimo más alta cumbre que la que hace casi dos siglos proclamaron sus autores, de lo que es buena prueba la obra realizada por el médico forense Rodes Lloret con la colaboración en algunos capítulos de Muñoz-Quirós Caballero, Giner Alberola y Pastor Bravo, con el logro más que significativo, como demuestra el título del libro, de haber ampliado la información en el campo del laboratorio, desde el prácticamente único existente a gran escala de la Toxicología Forense al mucho más amplio de la totalidad de la Medicina Legal.
El libro contiene 30 capítulos, entre los que, como queda dicho, hay una breve referencia a la Toxicología, y ésta solamente dedicada a ilustrar al médico forense en lo que atañe a su responsabilidad en materia de recogida y remisión de muestras. El resto de los capítulos pueden dividirse en un primer grupo, que trata tanto los temas generales de actuación como aquellos dedicados a la relación del laboratorio con la policía científica, el informe pericial, la inspección ocular, la identificación y la documentoscopia, y un segundo grupo en el que se exponen con detalle los medios instrumentales necesarios en los laboratorios de biología, de histopatología, de criminalística y de antropología. Este último grupo de capítulos es el mayor en número y en la extensión de cada uno de ellos, aportando las referencias, en todos los casos irrenunciables, a las normas de recogida y envío al laboratorio de las distintas muestras, y dando una útil información necesaria y suficiente para el médico forense sobre los fundamentos teóricos, las técnicas más habituales, los procesamientos de las diversas muestras, el valor diagnóstico de los resultados analíticos y la interpretación final de los hallazgos de laboratorio. En cada uno de estos capítulos hay una especial dedicación a lo que en la práctica policial de Estados Unidos recibe el nombre de «evidencia», tratando por separado las manchas de sangre y de semen, la investigación de pelos (como parte de la emergente especialidad médica denominada Tricología), de huesos cadavéricos y de restos óseos, estos últimos al servicio de la Antropología Forense, especialidad que en el texto ocupa una docena de capítulos, mientras los otros son más específicos de los objetivos clásicos de la Medicina Legal, como la identificación de los agentes y las circunstancias en la producción de los delitos.
Hay un capítulo muy especial, por su gran interés, que en solamente siete páginas ilustra sobre lo fundamental en Entomología, tanto en sus objetivos forenses (más que conocidos) que puede aportar esta distinta ciencia, por ejemplo la determinación del intervalo post mórtem y el cálculo estacional de la época del fallecimiento, como en la demostración en vida del abandono de menores o disminuidos a partir de muestras obtenidas de úlceras y heridas antiguas, dato que por primera vez hemos recogido en una lectura de Medina Legal.
El texto está muy sistematizado, como corresponde a un libro de consulta al que vemos como un manual de procedimiento que se dedica a destacar la ayuda que puede prestar el laboratorio dentro de las Ciencias Forenses, lo que explica que en el libro la iconografía esté reducida a casi exclusivamente algunos dibujos del esqueleto y que no se den datos numéricos de resultados analíticos.