Una Imagen
Herida por arma de fuego.
Gunshot wounds.
Cuad Med Forense. 2003; 9(31):53-57
RESUMEN
En el examen de las heridas por arma de fuego, hay que prestar especial interés al orifico de entrada. Un examen minucioso del mismo, nos permitirá conocer la distancia a la que se ha efectuado el disparo; así mismo, nos orientará sobe la trayectoria y etiología médico-legal. El tipo de arma puede modificar en alguna medida el orificio de entrada en los disparos a cañón tocante; como ocurre en las armas de dos cañones, en las que tiene situada su mira en la boca del cañón, o en las que están dotadas de bocacha apagafuegos.
Palabras clave: Armas de fuego, Orificios de disparo, Orificio de entrada, Orificio de salida, impresiones del cañón o mira.
ABSTRACT
When examining firearm wounds, special attention must be paid to the entrance wound. Meticulous examination will establish the range at wich the shot was fired as well as the trajectory and the manner of death (forensic etiology). In a contact gunshot wound, the type of weapon can modify the entrance wound to some extent. This is what happens in double barrel muzzle or in those endowed with a fireguard.
Key words: Firearms, shot wounds, entrance wound, exit wound, muzzle/sight impressions.
El caso que nos ocupa, es el de un varón joven, bien nutrido, que fue hallado muerto en su habitación junto a un fusil de asalto. Las livideces ocupaban los planos dorsales y eran de color sonrosado, la rigidez cadavérica era completa, venciéndose con facilidad. En la extremidad cefálica había dos heridas que describiremos a continuación, no apreciándose en el examen externo otras lesiones traumáticas.
En la región submentoniana se apreciaba una herida contusa con orificio irregular, estrellado, cuyas paredes estaban tapizadas con restos negruzcos mezclados con sangre. Los bordes también eran negruzcos y sobre ellos destacaban dos prolongaciones: una en la zona más apical y otra en la inferior. (Fotografía nº 1).
En la región interparietal media presentaba otra herida de forma estrellada y bordes evertidos con pérdida de parte del cuero cabelludo y de la calota craneal.
En el examen interno se apreció, en la fosa craneal media, el cuerpo del esfenoides perforado por el trayecto de la bala, el cual era hemorrágico y se encontraba ennegrecido. (Fotografía nº 3). Los bordes de las microfracturas de la silla turca se encontraban evertidos hacia el interior del cráneo. En la fotografía, las pinzas penetran por el orificio de entrada en la cavidad craneal.
El cerebro se encontraba atravesado a este nivel por la prolongación del trayecto, con una dirección ascendente atravesando el quiasma óptico y la región anterior del cuerpo calloso. En la calota craneal encontramos un orificio de salida con la tabla interna del cráneo en cono truncado y la tabla externa con la base del cono y numerosas micro fracturas a este nivel. En el cuero cabelludo presentaba las características de las heridas producidas en vida, con infiltración de sangre, hemorragia externa y sangre coagulada en el fondo de la herida y sobre la piel. Los bordes externos del orificio a nivel del cuero cabelludo son de tipo estrellado y evertidos hacia fuera, existiendo numerosos restos pequeños de masa encefálica entre los cabellos.
Se realizaron las deteminaciones analíticas de rigor de metales y granos de pólvora en las heridas así como en ambas manos.
COMENTARIO.-
Los elementos que integran el disparo vienen determinados, en las armas modernas de largo alcance, por la polvora y el proyectil. El Taco tenía mayor importancia en las armas antiguas, ocasionando a veces la muerte en ausencia de proyectil (armas de fogueo) [1]. También podía servir para conocer el calibre de la escopeta utilizada en un homicidio y en ocasiones el origen del cartucho [2]. En la actualidad son muy reducidos y su utilidad se limita a algunos tiros a muy corta distancia con determinadas armas [3].
La pólvora puede dejar indicios en las heridas por arma de fuego, por los gases de explosión, la llama, los granos de pólvora y el negro de humo.
La acción de los gases se limita a los casos en que el cañón contacta con la piel o cuando el disparo ocurre en una cavidad cerrada. La intensidad de las lesiones dependerá fundamentalmente de la cantidad de pólvora y de la potencia del arma.
La llama va a provocar una quemadura y depilación si el disparo ocurre cerca del sujeto. Los pelos que no desaparecen pueden quedar retorcidos a modo de sacacorchos y la quemadura adopta en el cadáver una coloración amarillenta.
Los granos de pólvora no quemados es posible hallarlos en la piel, en mayor o menor cantidad, dependiendo de la distancia a que se efectúe el disparo. También nos pueden ayudar a determinar la dirección del disparo. Cuando la incidencia es oblicua, se depositará mayor cantidad en la zona más próxima a la de la procedencia del disparo; si es perpendicular, la distribución será concéntrica.
En disparos muy cercanos el humo se deposita sobre la herida y la ennegrece. Esta característica de la herida desaparece al pasar un algodón humedecido. Compone, junto a los granos de pólvora no incrustados en la piel, la parte deleble del tatuaje.
El Proyectil en las armas de largo alcance es único y va a ocasionar el collarete de limpiado (ribete negro por la suciedad de la bala) y la cintilla erosiva (escoriación epidermica alrededor del orificio). También va ser responsable de las lesiones internas. El orificio de salida es habitual en este tipo de disparos, salvo en los casos de armas de muy escasa potencia o de calibres pequeños, como el descrito en nuestra revista por Rico y cols [4].El orificio de entrada de un proyectil suele ser circular u ovoide de pequeño tamaño salvo en los siguientes casos [5]:
– Disparos a cañón tocante o muy cercanos en una zona situada sobre un plano óseo.
– Disparos en la cabeza con un cartucho de alta velocidad (con gran energía cinética) o con proyectiles de caza o semiblindados.
– Con el proyectil desestabilizado antes de impactar sobre la víctima; ya sea por rebote o por interposición de algún material.
Vemos, pues, que las características del orificio de entrada vienen determinados básicamente por la acción de la polvora y del proyectil. Estos rasgos nos van a permitir clasificar los disparos en: «Cañón Tocante», «Quemarropa», «Corta Distancia» y «Larga Distancia».
A Cañón Tocante el orificio de entrada está constituido por una herida contusa, irregular, estrellada, y sobre una cavidad anfractuosa debida al despegue de los tegumentos: es el cuarto de mina, cuyas paredes están tapizadas por restos negruzcos compuestos de humo, partículas metálicas, granos de pólvora y restos de tejidos mezclados con sangre [6].
En armas de dos cañones que están en contacto íntimo con la piel, y sin plano óseo subyacente, Blanco [7] describe la coexistencia del orificio causado con el proyectil, junto al contorno del otro cañón por el efecto expansor de los gases. Hanzlick y Zaki [8] describieron lesiones causadas por la boca del cañón y la Mira siendo estas últimas inusuales. En resumen, el tipo de arma puede modificar en alguna medida el orificio de entrada; en este caso, la bocacha apagallamas ha permitido que los gases de la polvora se proyecten hacia arriba y hacia abajo dejando su impronta en los margenes del orificio de entrada. En este tipo de heridas, también se pueden observar desgarros por sobreestiramiento de la piel o por la aceleración radial del proyectil [9].
Los disparos a Quemarropa están limitados por el alcance de la llama (muy escasa en las armas modernas debido a las pólvoras modernas y a mecanismos accesorios del arma como la bocacha apagallamas) y viene definidos por la quemadura.
En la fotografía se puede ver un montaje con el detalle de una sección de la bocacha apagallamas pudiendo observarse una de las cuatro ranuras. (Fotografía nº 4).
A Corta Distancia encontramos sobre el orificio granos de pólvora no quemados y se detectan restos de la pólvora y el fulminante (bario, cromo, mercurio).
En los disparos a Larga Distancia, no existe ningún carácter diferencial, el orificio es idéntico independientemente de la distancia y solo se puede apreciar la cintilla erosiva y el collarete de limpiado.
El orificio de salida suele ser mayor que el de entrada, salvo en los casos comentados anteriormente. Si la bala se ha distorsionado o arrastra esquirlas óseas la herida es aún más grande e irregular. Los proyectiles de alta velocidad, como ocurre en el presente caso, causan mas daño al transferir la energía lateralmente lo largo de su trayectoria., de manera especial en órganos como el hígado o el cerebro [10].
BIBLIOGRAFÍA:
- Pego F y Galvez F. Lesiones En: Pego F y Galvez F. Elementos de Medicina Legal Militar. Edi Cecilio Egaña. Vitoria 1901 Pp 160-167
- Balthazard V. Heridas por arma de fuego. En: Balthazard V. Medicina Legal.Salvat Editores SA. Barcelona 1947. Pp258 -281
- Gisbet Calabig JA.y Castellano Arroyo M. Lesiones por Arma de Fuego. Explosiones. En: Gisbert Calabuig J A. Medicina Legal y Toxicología. 4ª edición. Edit Salvat.. Barcelona 1991. Pp 321-335.
- Rico A. Sanchez M y Garfia A.Disparo por arma de fuego de proyectil único del calibre 22. Cuad. Med For. 1999; 18:71-72.
- Valero Abad C y cols. Problemática de los orificios de salida atípicos. Cuad. Med For. 2000; 20:31-37.
- Simonin C: Heridas por arma de fuego. En: Simonin C. Medicina Legal Judicial. Reimp 2ª ed. Edit JIMS. Barcelona, 1976. pp 123-150
- Blanco Pampin J. Suicidio por arma de fuego: hallazgos típicos y atípicos. Cuad. Med For. 2001; 24:5-15.
- Hanzlick R, Zaki SA. Unusual blunt force wound produced by a gun muzzle. Am J Forensic Med Pathol 1986 Sep;7(3):252-3
- Thali MJ, Kneubuehl BP, Dirnhofer R, Zollinger U. The dynamic development of the muzzle imprint by contact gunshot: high-speed documentation utilizing the »skin-skull-brain model». Forensic Science International 127 (2002) 168-173.
- Knight B. Lesiones por arma de fuego y explosivos. En Knigth B. Medicina Forense de Simpson 2ª edición. Manual Moderno. Mexico 1999. Pp 79-87.
Correspondencia:
Clínica Médico Forense.
Edificio Juzgados. C/ los Balbos s/n Cádiz.
Tfno: 956 013 059 y 956 013 060