Se trata del cadáver de un varón de edad avanzada, encontrado en el suelo del patio de su vivienda. En la región temporal derecha presentaba un orificio redondeado, con cintilla de contusión y rodeado de tatuaje, correspondiéndose a un orificio de entrada de arma de fuego (Fig. 1). En la nuca apareció un orificio redondeado, con cintilla de contusión y tatuaje, con similares características a la herida anterior, por lo que se trataría de un orificio de entrada por arma de fuego. Junto al cadáver se encontró un revólver antiguo y notas dirigidas al Juez y al médico forense. Se practicó estudio radiológico previo a la disección de las heridas (Fig. 2, 3 y 4), con lo que se vio favorecida la localización de los proyectiles y la reconstrucción de la trayectoria de los disparos, lo cual fue decisivo en este caso para el diagnóstico diferencial entre suicidio y homicidio. Se localizó un proyectil en el punto más profundo de la cresta cigomático alveolar derecha y otro en región cervical izquierda, este último partía desde la nuca, fracturando la tercera vértebra cervical y provocando la dislaceración del paquete vásculo-nervioso del cuello. El sujeto realizó un primer disparo sobre la región temporal derecha, pero debido a las características del cartucho (muy antiguo y con pólvora mal conservada), al impactar el proyectil sobre el hueso, se deformó no perforándolo y siguiendo una trayectoria descendente, atravesó planos musculares profundos de la región facial, alojándose en la cresta cigomático alveolar derecha. Posteriormente realizó un segundo disparo sobre la nuca, que tuvo efectos mortales.